
En sí, un retrato tántrico es un mandala, una imagen sintetizada del cosmos; el individuo retratado pasaría a ser una representación de tal cosmos, de su centro sobre todo, un catalizador de potencialidades y un punto de referencia sobre el que edificarse y reconstituirse energéticamente.El tantra en sí mismo es pura magia, pura magia universal en movimiento; cuando se utilizan estas potencialidades, el entorno cambia por completo, la realidad se modifica y la comprensión del mundo y sus sentidos devienen una fiesta.